viernes, 28 de marzo de 2014

Felicidad, que bonito nombre tienes.


La RAE define la felicidad de la siguiente manera:


" felicidad. (Del lat. felicĭtas, -ātis).



1. f. Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien."



      Sin embargo, desde numerosos campos de trabajo, como el de la psicología, la sociología, u otras muchas ciencias sociales, se considera la felicidad como una condición interna, dentro de cada uno/a de nosotros/as. Algo que, en muchas ocasiones, no sabemos encontrar.


     Y es que ya Aristóteles decía "La felicidad depende de ti".









      Por supuesto, hay multitud de factores que influyen en que una persona se defina como feliz, o considere que está en un periodo o momento feliz de su vida. 


      Cuando ocurre algo que nos asombra o nos impacta, como un accidente, una época difícil, una pérdida de alguien cercano... solemos hablar sobre lo importante que es decirle a alguien que le queremos, o lo necesario que es vivir el presente. Y eso ciertamente es importantísimo. Pero hace unos días, hablando sobre ello con un grupo de amigos, una de ellos dijo: "Me gustaría que se hablara más de las cosas que SI hacemos".

    
      Porque SI hacemos cosas que favorecen nuestra felicidad y la de los que nos rodean.


      Y, sobre lo que conozco, las personas que me rodean son:



  •  En gran medida solidarias. Ayudan a los demás, a los que conocen y a los que no. Dan todo lo que pueden por la gente que quieren y por la que sienten que pueden ayudar.


  • Detallistas. Gente que busca la felicidad en los pequeños detalles, en un regalo inesperado, en una sorpresa a media tarde, en cualquier cosa sin una fecha en el calendario que pueda hacer un poquito feliz a las personas a las que quieren.


  • Luchadoras. Por sus metas, proyectos, objetivos, y por colaborar en los de las personas que viven a su lado cada día.


  • Generosas. Amables. Agradecidas.


  • Apasionadas. Ponen en alma en todo lo que hacen.


  •  Amigas de sus amig@s. La amistad y las relaciones fuertes fortalecen el bienestar personal.



"La única manera de multiplicar la felicidad es compartirla" 

Paul Scherrer




     Probablemente definir la felicidad es una de las cosas más difíciles que existen. ¿O quizás no?     
     En las últimas semanas, os habíamos propuesto una encuesta en la que sólo había que responder a una pregunta, "¿QUÉ TE HACE FELIZ?". Para cada uno de nosotros, la felicidad la componen multitud de factores, pero al final, hay denominadores comunes que son importantes para sentirnos felices, y algunos de ellos para vosotros han sido: pasar momentos con la gente a la que queréis (familia, amigos, pareja...), disfrutar de los pequeños momentos solos o con las personas que os importan, conseguir objetivos propuestos, e incluso, disfrutar de las mascotas.



     Al final esto nos dice lo mucho que disfrutamos del momento, del aquí y el ahora, aunque no nos paramos a pensar en ello, y nos empeñamos muchas veces en buscar una felicidad que creemos al final de un camino, una felicidad que creemos que se encuentra en cualquier lugar, salvo en nosotros, salvo en el presente.




"La felicidad se encuentra a lo largo del camino, no al final"



  
      Y es que, ¿no os ha ocurrido que, a la espera de un gran evento, disfrutáis más la preparación que el suceso en sí? 


     Una fiesta sorpresa de cumpleaños para alguien a quien quieres, una boda, un viaje...       

     Disfrutamos enormemente el pensar dónde le daremos la sorpresa a esa persona, qué regalo compraremos, cómo conseguiremos que acuda al lugar, la gente que invitaremos... o disfrutamos los preparativos de una boda, elegir el vestido, el menú, el lugar donde se celebrará, el enviar las invitaciones, el elegirlas... de la misma manera que disfrutamos elegir a dónde vamos a ir en las próximas vacaciones, planear el itinerario, indagar sobre qué ver en ese lugar, buscar hoteles bonitos o restaurantes donde se coma bien...




  
     Martin Seligman, de quien ya os hemos hablado en este blog (psicólogo seguidor de la psicología positiva), propone una ecuación para la felicidad:


FELICIDAD = S + C + V



      En esta ecuación, la S corresponde a la genética de cada persona, siendo de base unas más entusiastas o positivas que otras (pero, la buena noticia, como ya os habíamos hablado anteriormente, es que es algo modificable, y todos podemos trabajar por ser cada día más positivos y optimistas. "Aprenda Optimismo. Martin E.P. Seligman" ).


      La C se corresponde a las circunstancias (nivel económico, salud, educación, entorno social, la niñez que vivimos...), que, evidentemente, afectan las situaciones que vive cada persona.
    
     Es importante destacar aquí que, demostrado en numerosos estudios, el nivel económico no correlaciona con el nivel de felicidad: a partir de un nivel mínimo de ingresos, la felicidad no aumenta en proporción al dinero que se posee.


     Por último, la V es la voluntad propia, la medida en que nosotros tomamos las riendas de nuestra vida.


     Si nos paramos a pensar un poco en ello, en multitud de ocasiones nos centramos en las dos primeras letras de la ecuación para determinar cómo va nuestra vida, y por tanto cómo somos de felices, y le damos un segundo plano a cómo actuamos nosotros frente a ello.









     Os animo a tomar las riendas de vuestra propia felicidad, a disfrutar de todos los buenos momentos que vivimos en el día a día, de los pequeños grandes detalles, y a aprender de lo malo, porque, al fin y al cabo, también es parte del camino.

Sed felices :)





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